Delimitada por los montes de Toledo, las Villuercas y la sierra de Altamira por una parte, y las márgenes del Tajo por la otra. Otro río, el Pusa, es el límite oriental de la comarca.
Esta comarca es muy dependiente de la ciudad de Talavera de la Reina, a la que la unen muchos lazos administrativos, culturales y económicos, y a la vez es puerta de entrada a ella por ser un importante nudo de comunicaciones. Es una de las regiones con menor densidad de población de España, el poblamiento del territorio es, en su mayor parte, de tipo concentrado, aunque también hay entidades de poblamiento de carácter diseminado y disperso. El hecho de su baja densidad hace que mantenga en gran parte de su territorio, sobre todo en las montañas, aunque no sólo en ellas, paisajes de gran belleza y gran cantidad de flora y fauna.
Habitado el territorio por el hombre neolítico, se intensifica con aportaciones íbero-celtas, que basan su permanencia en una economía pastoril, evidenciada por los hallazgos, relativamente copiosos, de verracos y toros. Esta significación ganadera será una de sus constantes histórico-económicas.
Los romanos inician el laboreo de las tierras más feraces y llanas, en las vegas de sus ríos. Los hispano-visigodos refuerzan la ocupación de esas tierras llanas. La invasión musulmana se extiende por toda la comarca, en donde quedan núcleos de población mozárabe. De esta época islámica se conservan algunas torres. La pujanza de la reconquista cristiana con Alfonso VI repercute en el norte de la Jara, que pasa a depender, por la cesión de Al-Qadir, de aquel monarca.
Antes de la ocupación de Talavera, el rey castellano-leonés posee una estrecha y alargada cabeza de puente al sur del Tajo, que abarca de E. a O. toda la comarca, con algunos castillos para su defensa. Así lo evidencia resistiendo el ataque almorávide y almohade. Después de la batalla de Alarcos, salvo esta faja norteña, toda La Jara pasa de nuevo al Islam. Desde entonces se la da por los invasores africanos el nombre de "cha`ra", que viene a significar tierra inhóspita, desierto, país despoblado.
Después de las Navas de Tolosa, la comarca se integra en la tierra de Talavera, iniciándose la repoblación, lenta y penosa. Una de las bases de la repoblación fueron las viejas torres arábigas, restauradas por los ocupantes cristianos y algunas por ellos construidas de nuevo, que sirvieron de refugio y lugar defensivo. Los ballesteros, pastores y colmeneros comienzan la gran tarea de dar vida y seguridad al país jareño, hermanándose contra los "golfines". Así va saliendo de la Edad Media y echando las bases de las modernas poblaciones.
Embellecen la comarca los ríos Huso, Frío, Pedroso, Gévalo y Sangrera, creando un paisaje digno de ser contemplado y con unos pueblos tranquilos que conservan las características propias de la vivienda serrana, habitados por gentes sencillas y nobles.
La extensión de esta comarca toledana es de 1896 Km2, con una altitud que va de los 399 m a los 1279 m, y una altitud media de 703 m, las pendientes oscilan entre el 1% y el 8%, estando la media en el 4%.
Clima
Clima continental, con temperaturas extremas en verano e invierno y deliciosas aunque cortas primaveras y no menos gratos otoños son las características generales del clima en La Jara, no muy distinta en esto de sus comarcas vecinas. Las lluvias no son muy abundantes y no suelen llegar, como media anual, a los 80 días con precipitaciones; algunas de ellas en las zonas montañosas suelen ser de nieve en diciembre y enero.
Temperatura media anual: 12.5-17.5 ºC
Precipitación media anual: 400-800 mm
Meses con mayor precipitación: Noviembre y Diciembre
Meses de menor precipitación: Julio y Agosto
Días con temperaturas < 0 ºC: 20-90 días
Flora
La jara común (cistus ladaniferus) es reina y símbolo de la flora de esta comarca, también se dan los brezos y los ludiérnagos, los lentiscos y los retamos, los aulagos y coscojas, etc, en resumen una gran cantidad de matorrales y hierbas aromáticas que proporciona calidad a la miel de la comarca.
Caza y pesca
Es rica en caza menor, sobre todo liebre, conejo, perdiz y torcaces. Las liebres permiten la caza con galgo que da fama y trofeos a los galgos toledanos. Caza mayor, la hay muy abundante en los pueblos próximos a los Montes de Toledo, como Robledo del Mazo, Sevilleja de la Jara, o Los Navalucillos, en los que puede cobrarse venados, jabalíes y corzos.
Recordamos también que en Sevilleja de la Jara está el centro de rapaces ibéricas más importante de España.
La pesca -lucio, boga, barbos- en algunos de los ríos de la comarca, afluentes meridionales del Tajo.
Monumentos
En esta comarca de La Jara la monumentalidad, con lo que supone de contemplación estética y de referencia histórica, se encuentra dispersa. Algunos vestigios de remotas poblaciones, lápidas sepulcrales encontradas en La Estrella y Los Navalucillos. En castillos destaca Villarejo de Montalbán, donde don Juan de Austria se ejercitó para las armas. Otra fortaleza, torre más que otra cosa, es la de Alcaudete, a la que popularmente se la conoció como Torre del Cura.
En templos, destacan Mohedas de La Jara, con una iglesia de los siglos XV y XVI. Espinoso del Rey, que, además de buen templo del siglo XVII, tiene rollo jurisdiccional de un siglo antes. En Los Navalucillos, la ermita de Nuestra Señora de Las Saleras. La parroquia de Nuestra Señora de las Angustias en Los Navalmorales. Catedralicia es, por su amplitud y elegancia, la iglesia de Alcaudete de La Jara, alta nave, airosa torre, buen exponente del estilo renacentista.
Piedraescrita conserva en el interior de su templo cerámica talaverana de la mejor factura, realizada en el Renacimiento.
Gastronomía
La gastronomía jareña, participando hoy de la general de Toledo -perdiz estofada, asado de cordero, menestra de cordero y legumbres, espárragos y criadillas de tierra-, conserva platos autóctonos. Concedamos atención a las migas pastoras, a los embutidos "de monte" -venado, jabalí- y al asado de cabrito. Son excelentes las frutas y hortalizas, muy tempranas, de las huertas del Gévalo.
La miel, que en un pasado remoto fue su principal riqueza y cuya calidad "supera a la de la misma Alcarria", es igualmente digna de mención.
Algunos de los platos típicos de la comarca son éstos:
En Aldeanueva de Barbarroya, moraga de cerdo en la época de las matanzas caseras.
En Sevilleja de la Jara, migas y cabrito al horno.
En Robledo del Mazo, migas con chorizo y torreznos, embutidos de carne de jabalí y venado.
En Alcaudete de la Jara, gazpacho, huevos en leche, torrijas de leche, perrunillas, tortas de anises, cocido, morcillas y chorizos.
En Aldeanueva de San Bartolomé, cocido castellano, estofado de perdiz y potaje.
En Los Navalmorales, la casca de chorizos y morcilla.
En Santa Ana de Pusa, cocido.
Artesanía
La Jara, como todas las comarcas toledanas, conserva restos de un quehacer artesano que fue antaño esencia de su vida y muchas veces su razón de ser. Hoy, cuando las nuevas formas de vivir condenan a la extinción de alguna de esas piezas artesanales, se conserva este "hacer cosas con arte", o como una oferta para el turismo o como una reliquia de la tradición, o como un embrión de la pequeña industria. En alguno de estos apartados habrá que incluir la fabricación de muebles o la obra de guarnicionería que tienen sede en Belvis de La Jara, la cerámica que subsiste en el mismo Belvis de La Jara, en Los Navalucillos (también con marroquinería) y Campillo de la Jara , los trabajos en madera de Los Navalmorales (donde también se hace marroquinería y se esculpe el mármol), las labores con fibras vegetales de Robledo del Mazo (cestos de mimbre, sombreros de paja, trabajos de madera a punta de navaja) y Aldeanueva de San Bartolomé (sombreros, cestos, bolsos, etc, de paja de centeno), los bordados de Sevilleja de La Jara y Aldeanueva de Barbarroya (manteles, toallas, colchas). Forja en Alcaudete de La Jara.
Cooperativas de confección, aceites, miel, piensos, industrias cárnicas, textiles, harineras.
No deje de ver
Las iglesias de Alcaudete de la Jara, Belvís de la Jara, Sevilleja de la Jara, Los Navalmorales.
Las fiestas de la "soldadesca" en Alcaudete de la Jara.
La de los "gandarros" en Santa Ana de Pusa.
La cerámica roja de Belvís de la Jara.
Los sepulcros y enterramientos excavados en la roca de Los Navalucillos.
Los zócalos de cerámica talaverana del siglo XVI y el Pantocrator de la ermita de Piedraescrita, cerca de Robledo del Mazo.
Las chorreras de la garganta de las Lanchas, el risco Atalayón, el Linchero, la plaza de las Moradas, en los alrededores de Robledo del Mazo.
El centro de rapaces ibéricas, en Sevilleja de la Jara.
Las Becerras, paraje pintoresco próximo a Los Navalucillos, acampada y pesca de la trucha en un coto zonal.
Pueblos de La Comarca De La Jara en la provincia de Toledo y Distancia desde Sevilleja
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